martes, 14 de agosto de 2012

Capítuo 23.

Me tumbo boca abajo con la cara hundida en la almohada. ¿Y ahora qué? Pues yo que sé, tengo que llamar a Alejandro como sea. Ya está, lo haré desde casa. ¡Mierda! Solo tengo su número en la agenda del móvil. Pffff. Tengo que llamar a Jenni, aunque si se entera, de que al final bajé a Playa Azul, ni me lo dá. ¿Qué hago? Pues llamaré a Alba a ver que aconseja. Antes de contarle lo del castigo, empiezo por el principio, por lo de que Jenni me ''prohibió'' que bajase, que bajé, y después lo del beso, lo de las caricias, los juegos, que me quedé dormida, y el desayuno, los mensajes de por la tarde, lo de que no quiere que se entere nadie, y de que, pese a ese pequeño detalle, estoy feliz. Feliz por él, pero mí también. Ella se queda paralizada, no le gusta mucho lo que le acavo de contar, aunque lo respeta.
- No... me... lo... puedo... creer...
- ¡Alba! Que tampoco estoy haciendo nada malo.
- Te vas a acostar con un tío que aparenta exactamente la misma edad que tu padre.
- No seas exagerada... Además me dijo que tenía veintitrés. ¡Y no hago esto para acostarme con él, que poco me conoces entonces!
- A tí si te conozco, lo que no conozco son las intenciones de ese tipo.
- Bueno, no te he llamado para que me eches el sermón - le digo bastante enfadada - necesito que Jenni me dé su número, pero... ¿Se lo cuento todo?
- Yes. Tiene que darse cuenta de que ella no va a ser la superior siempre, que esta vez, has ganado tu, con tus propias armas, cuéntale incluso que coqueteó con ella por darte celos. Azlo, Clara. No puede salirse siempre con la tuya. Que pruebe de su propia medicina, pero díselo, justo después de que te su número.
- ¿Y cómo se lo pido?
- Dile que tu madre te ha castigado sin móvil, pero que quieres recuperar tus números de contacto, y como sois muy amigas, ella tiene la mayoría de números que tu también tenías.
- Alba. Me das miedo. 
Carcajadas. Es mi prima, mi fiel amiga. Si, me da miedo, pero es irónico, no es miedo, es... Sorpresa quizás. ¿Cómo sabe mentir tan bien? ¿Qué mas da? Me apresuro a llamar a Jenni, ella, al principio, esta secante, me pregunta que si ayer bajé al final, le digo que no, intento que se note lo menos posible que le he mentido, ella siempre me pilla, pero curiosamente, esta vez no. Uff. Menos mal. Me está leyendo los contactos de su agenda, y yo, le voy diciendo los que me interesan y los que no, ya aprovecho, y los apunto, por si los necesito para algo. Y llega al final. Trago saliva.
- Vigilante - dice esta vez seria -.
- Si - contesto al otro lado de la línea cerrando los ojos -.
- ¿Este también?
- Si.
- ¿Y para que lo quieres? ¿Lo vas a llamar?
- Jenni... No empecemos, por favor. No, no lo voy a llamar, pero es un ''por si acaso''
Tras pensarselo unos segundos, cede y me lo da. Uff... Y ahora viene lo peor. Contárselo todo. Lo haré solo por encima sí, no entrando en detalles. Bueno si, lo haré por encima, pero entrando en los detalles que más le hieran, justo como hacía ella conmigo. Alba lleva razón, tiene que ver, que no siempre ella sería la ganadora.
- Jeniffer...
- ¡Uy! - me interrumpe -.
- ¿Qué?
- Me conozco tus ''Jeniffer''.
- Tengo algo que contarte.
- Ayer bajaste ¿verdad?
Sí bajé. Le suelto de repente. Y para mi sorpresa, ni grita, ni se pone histérica. Y le cuento, que tras unas dulces palabras y miradas, me besó. Y que en el agua hubo más besos. Y que me dormí abrazada a él, como solo pasa en las películas. Que me contó que su acercamiento a ella, fue solo para darme celos. Cada vez, cuento más y más rápido, me desahogo, me siento libre, sin cargas. También le cuento lo del castigo. Pero cuando termino de contarselo, ella se limita a decir un '' enhorabuena, el perrito para tí, guapa ''. Y me cuelga. Cierro los ojos unos instantes, nunca me ha gustado ser vengativa, pero no lo hago por venganza, ni rencor, lo hago para darle una lección, a ver si así cambia un poquito. Sí, lo hago por ella. O eso quiero pensar yo. Y después de un minuto o dos reflexionando, y pensando en ella, y sintiendo, que, pese a todo, me duele, que esto a ella le duela, y, que la quiero mucho, decido llamar a Alex, para decirle que estoy castigada. Marco. Un segundo de espera. Y... ''pi, pi, pi'' Comunica. Se pasan cinco minutos, y sigue comunicando. Diez. Veinte, lo mismo. ¿Con quién hablará tanto? No puedo evitar sentir un punzonado. ¿Celos? Será eso. Y pese a sentir aquello, sonrío. Si, creo que me estoy enamorando. Vuelvo a llamar, ¡Por fin! Y, aunque intento hacerme la enfadada, porque llevaba demasiado tiempo hablando por teléfono, no puedo.
- ¡Hola mi vigilante! - digo casi gritándo -.
- ¿Clara? - me dice el, y lo noto secante, serio, frío -.
- Si, soy yo. ¿Cómo estas?
- Ahorrate todo esto. Estás castigada, y no podrás verme en una semana. 
- ... - me quedo helada, ¿cómo lo sabe? - Si, es eso. Mi madre ayer, me tendió una trampa y...
- Mira, no me vuelvas a llamar más. Y ni muchísimo menos, bajes a mi playa.
- Pero...
Cuelga. Una puñalada en el alma, me atraviesa el corazón. ¿Qué ha pasado? Me falta el aire, me entran tantas ganas de llorar, que ni me salen las lágrimas. Noto como se me enrojecen las mejillas, de quién sabe qué sentimientos. No sé como llamarlos. Rabia, dolor, tristeza, enfado... No sé. Solo sé que me está inundando el cuerpo. Está haciendo que el corazón se me oprima. No puede ser. Busco respuesta a lo que ha podido pasar, pero no la encuentro. ¡Ya la tengo! Marco su número apresuradamente, me lo sé de memoria, la furia empieza a apoderarse de mi, y hace que me tiemblen las manos al marcar. Contesta.
- ¡¿Qué coño has echo?! - le grito a Jenni antes de que le dé tiempo a contestar -.
- ¿Te creías ganadora verdad? - dice con un toque de maldad -.
- Jenni, no me lo puedo creer - le digo abatida - esto no es un juego tia, aquí nadie gana. Se trata de sentimientos, de mis sentimientos. Se supone que soy tu amiga, que te importo. Y me duele perderlo, me duele no saber lo que estará pensando de mí, no saber porque me odia, saber que me odia. Y lo que mas quema, que lo hayas provocado tú.
- ¡Qué bonito! Te aplaudiría si no tuviera una mano ocupada con el teléfono. ¿Cómo puedes ser tan cursi? Solo quiere follarte, entérate...
- Eso es mentira - le corto -.
- Cree lo que quieras. Pero deja de dramatizarlo todo. No estás sintiendo nada, ¿cuantas veces lo has visto? ¿Cinco?
- Tú lo has visto menos. Y mira lo que haces, ¿es solo para joderme Jenni? ¿Es eso lo que buscas? Teniamos un pacto ¿no? Si hubiera sido al contrario, yo lo hubiera cumplido. Alegrarse era el trato. ¿Esa es tu manera de alegrarte?
- No te voy a decir por donde me paso yo el pacto - dice riendo -.
- ¿Qué cojones le has contado para que no me quiera ver?
- ¿No te quiere ver? ¿Eso te ha dicho? - dice tras reirse - Pobre... tiene que estar fatal, ahora me toca a mí consolarlo.
- Zorra... Ni te acerques Jennifer, ni te acerques.
- ¿Que vas a hacer? ¿Partirme el otro brazo?
Cuelgo. No quiero que me escuche llorar, no le quiero dar el gusto. Y yo arrepintiéndome de haberselo contado, por el daño que le habría podido hacer. Y creyendo que así aprendería. Una cosa es segura. No le voy a partir el brazo otra vez. Yo no soy así, ni quiero serlo. Pero, Alejandro es mío. Y tengo que impedir que se acerque a él esa puta. Y de repente, ahora si me dan ganas de llorar. Y lo hago a moco tendido, sin reparar en que mi madre me pueda oir, sin retenciones, sollozando, como si me estubieran matando, como si me estubieran arrancando la piel. Cada lágrima, es un grito de dolor, por él, y por ella. Por el, porque estoy empezando a sentir por primera vez, y es injusto que esto acave así. Y por ella, porque la quiero, y es injusto que me haga esto, no entiendo el por qué. Me tranquilizo intentando pensar que no va a conseguir lo que ella quiere, que lo tengo que impedir, como sea. Pienso en llamar a Alba, pero no es buena idea, ya se lo contare todo, cuando esto haya pasado, ella tiene mucho nervio, es capaz de ir, y no de partirle el otro brazo, si no, las piernas también. Y yo no quiero eso, aunque ganas no me faltan. Y decido llamar a Belén, si, ella es mucho mas pacífica, nunca le gustan las broncas, aunque siempre está dispuesta a ayudar.
- ¿Si? - me contestá -.
- Hola - le digo -.
- ¿Clara?
- Si, soy yo.
- ¡Qué raro! ¿Por qué me llamas desde casa?
Rompo a llorar, y se lo cuento todo, todo. Ella se enfada bastante por la actitud que está cogiendo Jenni conmigo, no la entiende. Y, me tranquiliza, diciendome que mañana por la tarde, bajará para hablar con Alex, y explicarselo todo. Ella quería bajar ahora mismo, pero ya le digo yo que no está. Me complace saber que irá, que no me abandona. Maldita sea mi madre, ¿por qué me tenía que castigar así, y justo ahora? Joder... Y, sin querer, me duermo, quizá por el cansancio acumulado, del estrés, que me ha producido hablar con Jenni. Ahora estoy mucho mejor, mas serena, confiando en Belén. Sabiendo que las cosas se arreglarán, y que, en una semana, o menos, si consigo chantajear a mi madre, podré volver a sentir el aliento de aquel hombre que me tiene embrujada.

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