lunes, 30 de abril de 2012

Capítulo 10. ¿Fin?

Me despierto sin apenas haber dormido bien por culpa de la gilipollez que hice la tarde anterior, me avergüenzo de mi misma. Me da tanto coraje haber echo el tonto de esa manera...

En el instituto, se lo cuento a mis amigas. Ellas me dan todo su cariño, Lorena se ríe, pero no de mí, si no de la situación. No se lo echo en cara, ni me molesta, ella es así. El resto, me dan calor, me animan, me dicen que seguro que el no se dio cuenta de que yo le estaba sonriendo, pero lo dicen para calmarme, ellas tanto como yo, sabemos, que sí, que me vio, de hecho vi como el me miraba y luego desvió su mirada hacia Diana, soy una imbécil. María me anima a que en el recreo nos salgamos y vayamos a la playa, a mi me da bastante cosa porque a ella le gustan mucho los estudios. Pero me convence, la idea de volver a verlo, me incita a ir aún más.

En el camino me echo atrás, me rajo. Solo el pensar en la vergüenza que pasé ayer, hace que no quiera ir, pero una vez más María sabe como convencerme.
Una vez en Playa Azul, no lo vemos, parece que en la caseta no hay nadie, pero vemos salir a Jose del agua. Es curioso que no me sepa su nombre, pero el de su amigo sí. Se nos acerca, lo saludamos, y se lo presento a María.

- Hoy no hace tanto sol como para perder clase - dice Jose -.
- ¿Tu como sabes eso? - me extraño, porque esa fue la excusa que le dio Jenni al otro -.
- Un pajarito me lo ha contado.
- ¿Se dedica a contarte cositas de Jenni?
- Si lo quieres pensar así...
- Sé que es eso - sonrío para disimular que me molesta - hoy te ha dejado solito por lo que veo.
- Hoy, y siempre, lo han cogido en otro curro, fuera de la ciudad.
- Amm, que bien - intento poner todo el entusiasmo posible en mis palabras - nosotras nos vamos.

Al alejarnos de él, María me nota seria.

- Clara, ¿estás bien?
- Estupendamente.

Mentira, no lo estoy. Estoy destrozada por dentro. Y me jode, porque no lo conozco de nada, ni si quiera se su nombre, y lo peor es que ya sé que él está coladito por Jenni, ya que va contándole a su amigo sus conversaciones. Lo que me alivia es que no podrán verse más. Y me aterra ese pensamiento, nunca le he deseado mal a mi amiga, por mucho que me gustase el chico con el que se estaba liando, siempre he acabado siendo feliz viéndola sonreír, pero esta vez...

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