lunes, 30 de abril de 2012

Capítulo 15. Las no disculpas.

- Clara, mírame a la cara - me dice mi madre mirándome fijamente -.
- ¿Qué? - le digo girándome hacia ella -.
- ¿Qué es eso tan grave que me tiene que contar el director?
- Espera a que venga y te lo cuente él - digo con aires de superioridad -.
- Joder Clara, me he tenido que salir corriendo del trabajo, ¿qué coño ha pasado? No creo que sea porque has suspendido algún examen.
- Ya sabes que siempre me quedan todas.
- Por eso, a ver si es que se han equivocado.
- ¿Señora Requejo? - dice el director al entrar extendiéndole la mano a mi madre -.
- Sí.
- ¿Le ha contado ya su hija por qué la hemos llamado?
- No, sinceramente, creo que se han equivocado.
- ¡Oh no! Creame, no es ninguna confusión. Su hija, a primera hora, justo antes de entrar a clase, se ha peleado con...
- Le he pegado - interrumpo - ella no me ha tocado ni un pelo.
- Bueno sí, le ha pegado a Jennifer, y se la ha llevado la ambulancia, por un fuerte dolor en el brazo.
- ¡Dios mio! ¡Clara! ¿Qué ha pasado?
- Te lo acaba de contar el director mamá, no seas pesada.
- Como ve, está en un estado de chulería impertinente. Hemos visto adecuado expulsarla una semana del centro.
- Pero...
- Señora, no hay más que hablar, está decidido. Si bien es cierto que su hija no es una brillante alumna pero, nunca nos ha dado problemas, nos hemos quedado sorprendidos.

En el camino a casa, mi madre me va advirtiendo de que en casa, me sucederá algo horrible. Va casi llorando, diciéndome no se qué, pero no le presto atención, no sale de mi cabeza, la imagen de la cara de Jenni cuando le partía el brazo. Llegamos a casa, cierra la puerta de la calle, y se pone enfurecida, a gritarme como una loca, diciéndome que en qué coño pensaba, que yo no soy así, y yo, sin ni si quiera mirarla, me meto en mi habitación. Lloro. Pero no por Jenni, si no por haberle echo pasar a mi madre tal decepción, ella no se lo merece, pero espero que cuando, las cosas estén más calmadas, pueda hablar con ella y explicárselo todo. Me llama cuando la comida está lista, pero yo no bajo, me paso la tarde tumbada en la cama, mirando al techo, pensando. No me arrepiento, y eso en parte me asusta. De repente mi madre llama a mi puerta '' Clara, sal por favor, han venido Jennifer y su madre, vamos ha hablar''. En un principio decido no salir, pero no es el momento de ser cobardes, y decido afrontar mi problema, mis consecuencias.

Desde el pasillo puedo ver que la puerta de la cocina está abierta. Allí están, mi madre y la suya de pié, la mía avergonzada disculpándose, y Jenni, sentada en uno de los taburetes, con el brazo escayolado.

- Clara, hija, menos más que has bajado, la madre de Jennifer quiere hablar contigo.
- ¿En qué estabas pensando? ¿Por qué le has hecho esto a mi hija? ¿No se supone que sois amigas?
- Maria José - digo - lo siento por usted.
- Exigo unas disculpas.
- A usted, por hacerla pasar mal rato, pero a su hija, jamás.
- ¡Clara! - me grita mi madre - Pídele per...
- No - se pronuncia Jenni - no quiero que me pida perdón, ha sido justo, me lo he buscado yo sola.

La madre de Jenni se queda petrificada, no dice nada, la coge del brazo bueno y salen por la puerta sin decir nada. Yo me quedo a solas con mi madre, y se lo cuento todo, le cuento que fue la gota que colmó el vaso, ella intenta comprenderme, aunque me dice que mejor hubiera sido hablarlo con ella. Pero ya llevaba 5 años intentando hablar, ya no podía más.

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