lunes, 30 de abril de 2012

Capítulo 14. Ira.

A la mañana siguiente, mientras me preparaba para ir al instituto, empecé a pensar en Jenni, en el pacto, en como me miraba de vez en cuando aquella vez en la caseta cuando ella hablaba con él, en como me sonreía. En sus palabras de ayer por la tarde, eran dañinas hacia mí, vale sí, yo me había pasado un poco al no avisarla de que él estaba allí, pero, ¿ella lo hubiese hecho? Claro que no, no me hubiera dicho nada. Y mi mente empieza a volar años atrás, cuando yo llevaba piyadísima por el chico de 6º de primaria 3 cursos por lo menos, y ella que iba de buena amiga, hasta que, en el recreo, buscándola, me los encontré en un rincón del patio, dándose un beso, ella me vio y sonrió. Sí, es mala, a más no poder. Y yo, la primera vez que la vi así, y la perdoné, aunque aquello me matase, me doliese aquella traición mas que mil cuchillos apuñalándome por la espalda. Y luego llegó la segunda vez que lo hizo, y yo, no podía creer que ella fuese así. Y la tercera, y la cuarta, hasta que un día te acostumbras, y tu cuerpo, mente, y corazón se crea un escudo, un arma de doble filo contra ella, que hace que no te ''enamores'' de nadie más, que no te guste ningún otro chico, para no darle el gusto a ella de sentirse superior a mí. Me quedan pocos meses para cumplir los dieciséis, y solo he tenido un beso de amor, que tampoco fue amor, fue algo de lo que ella me convenció, y ahora me arrepiento, por lo mismo, porque me pillé por ese niño bastante, y ella no tardó ni tres días en comerse la boca con él y echárselo de novio.

Salgo a la calle, y decido esta vez no llamarla para ir juntas al instituto. Por el camino, voy recordando mis pensamientos de antes, y un remolino de rabia me invade, pese a que las temperaturas son bajísimas, empiezo a sentir calor, noto como me arden los ojos, voy con el paso firme, y decido darle un escarmiento, algo que nunca he echo, algo para lo que no sirvo, pero que esta vez, no hay nadie que me eche para atrás, lo aré, y con ese último pensamiento, alzo la cabeza, y sonrío.

Entro. Me reciben las chicas como siempre, con dos besos. Belén, Lorena y Lucía, empiezan a contarme sus cosas, pero yo no estoy mentalmente con ellas, no las escucho, oigo sus voces lejanas, solo tengo en mi mente una cosa, a ella. El odio me sube cada vez mas y más a la cabeza, siento que voy a explotar si no lo hago ya. Jenni aún no ha llegado, supongo que estará esperándome. Idiota. Suena el primer timbre, nos vamos a la puerta de clase y ella todavía no aparece. La profesora llega, abre la puerta, y empiezan a entrar todos, yo quiero ser la última. Y por fin, escucho unas pisadas aceleradas a lo lejos, me doy la vuelta, y la veo, corriendo con la mochila colgada sobre un hombro y la carpeta en el brazo.

-¡Clara llego tarde por tu culpa! ¿Por qué coño no me has llamado? Te he estado esperando.

Me dice mientras se acerca, pero mi alma no puede más, y sale corriendo en su busca. Agarro su mochila con fuerza y la empujo hacia el suelo. Ella me mira con rabia y con confusión a la vez. Le quito bruscamente la carpeta y empiezo a golpearla, la cabeza, el pecho, las espaldas. La dejo que se levante, quiero que me conteste. Los chicos del instituto no han tardado en hacer corrillo a nuestro alrededor, y como de costumbre, en las peleas, consiguen hacer una barrera con ellos mismos para que los profesores tarden más en separarnos. Jenni se levanta, enfurecida, y cuando hace aban de levantarme la mano, se la cojo, y me vuelvo loca, le bajo el brazo y subo mi rodilla rápidamente y con fuerza. Ella grita y rabia de dolor, creo que le acabo de partir el brazo, se tira al suelo desconsolada. Yo no paro de oír voces de todo tipo, gente que me anima, profesores que gritan llamando a otros para que intenten separarnos, pero no sé que me pasa, y me abalanzo de nuevo contra ella tirándole del pelo. En ese momento, veo como Belén logra acercarse, y me mira, negando con la cabeza. Ella me hace reaccionar, sus ojos me dicen que la he fallado, que qué hago, y paro. En ese momento, dos profesores y la directora me cogen y me levantan. Jenni se queda en el suelo, llorando, gritando, odiándome con la mirada. La chica invisible del insti, acaba de terminar con las popular.

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