Estoy
sentada en la arena. Agarrándome las rodillas, mirando el mar. Sin
pensar en nada ni en nadie, solo disfrutando de la belleza de las olas,
la suave brisa peina mi pelo hacia atrás.Llevo mis vestido blanco
playero, me encanta. Oigo justo detrás unos pasos corriendo por la
arena, casi no me da tiempo a girarme para mirar, cuando ya lo tengo
delante, corriendo, hacia el agua. Justo antes de llegar a la orilla se
quita la camiseta, y por sus espaldas, puedo deducir, que mis
intuiciones a como era su cuerpo, eran ciertas. El hombre perfecto,
pienso. Lo veo nadar, jugar con las olas. Nada hacia la orilla mirándome
fijamente. Me ruboriza. No puedo parar de mirarlo. Cierro los ojos un
momento y me imagino con él. Los abro porque lo escucho más cerca que
antes, y ahí está, en la orilla, tumbado boca abajo, mirándome. Este
juego de miradas me excita, y él, sin dejar de mirarme se levanta,
camina hacia mi, secándose el pelo con su camiseta. Mientras camina, me
percato de que está excitado. Duro. Se para delante de mí, yo nerviosa,
me suelto las piernas y apoyo las manos en la arena, no le bajo la
mirada. Me extiende su mano, y me dice ''ven'', otra vez su voz, esa
voz... Se la doy, y me lleva hacia la caseta. Subimos las escaleras.
Abre la puerta y, con una fuerza brutal me coge, me estampa en la pared,
me agarra los muslos con fuerza mientras me besa toda. Con un brazo
tira todo lo que hay sobre una mesa, me apoya en ella...
-¡Clara! ¡Clara! Despierta, que llegas tarde.
Y me despierto con la voz de mi madre gritándome, estoy mojada, y lo peor, es que todo a sido un sueño.
-¡Clara! ¡Clara! Despierta, que llegas tarde.
Y me despierto con la voz de mi madre gritándome, estoy mojada, y lo peor, es que todo a sido un sueño.
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